viernes, 13 de junio de 2008

José Manuel Pérez Durán Diario de Morelos, 13 de junio de 2009

Metido en la clásica camioneta sin placas, lo llevaron a un paraje despoblado del camino a Ocuilan, Estado de México, donde lo vapulearon a batazos y tubazos, causándole fracturas en el brazo derecho, la rodilla izquierda y el tobillo, una herida en la frente y dolores en el cuerpo. Tal, de acuerdo a un testimonio recogido por la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos.
Al trascender el hecho por demás execrable, fue condenado por el Ayuntamiento, pronunciándose por el esclarecimiento del mismo, y repudiado por la organización no gubernamental Guardianes del Árbol, exigiendo una investigación “sobre los agresores materiales e intelectuales de la agresión”. Por ser el ayudante Martínez uno de los principales opositores a la construcción del relleno sanitario en el predio Loma de Mejía, la hipótesis apuntaría a la empresa Promotora Ambiental de Cuernavaca (PASA) y el alcalde Jesús Giles Sánchez. Sin embargo, en las primeras reacciones nadie planteó otra hipótesis en la que enemigos políticos de Giles o adversarios económicos de PASA sean los autores intelectuales de la madriza al ayudante de San Antón.
De cualesquier manera, es la Procuraduría General de Justicia (PJG) quien debe aclarar las tesis falsas. Ayer mismo, un comunicado de prensa de la PGJ resaltó que el procurador Francisco Coronato Rodríguez informó del inicio de la averiguación previa HG/1ª/350/08-06 por los delitos de homicidio en grado de tentativa y privación ilegal de la libertad cometidos en agravio de Cristóbal Martínez. Con la misma celeridad, la sociedad espera que la Policía Ministerial aclare el caso y lleve a prisión a los responsables. Pero también con pesimismo. Si algo distingue a la PGJ es su aporte a la impunidad. Por ineficacia o corrupción, juzgue el lector…

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